(You can read this article in English here.)
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó repetidamente que pondría fin a la guerra en Yemen, que ha creado la mayor crisis humanitaria en la Tierra.
Pero en realidad, el bombardeo saudí respaldado por EEUU contra el país más pobre de Asia Occidental ha alcanzado el nivel más alto en varios años, bajo la supervisión de la administración Biden.
Los civiles yemeníes están pagando el precio, con un muerto o herido cada hora, según un análisis del grupo Save the Children.
La organización humanitaria dijo que enero de 2022 fue el mes más mortífero en Yemen desde 2018.
Del 6 de enero al 2 de febrero, más de 200 adultos y 15 niños fueron asesinados en Yemen. Otros 354 adultos y 30 niños resultaron heridos.
Save the Children reconoció que esta es sólo una estimación conservadora y es probable que la cifra real de víctimas sea mayor.
Oxfam informó que al menos 43 ataques aéreos saudíes respaldados por EEUU acertaron objetivos civiles en Yemen en enero de 2022.
“La mayoría de estos fueron en casas y granjas, destruyendo hogares y negocios que llevará muchos años reconstruir”, escribió la organización.
Casi un civil cada hora murió o resultó herido en enero en #Yemen, hecho que lo convierte en el mes más mortífero desde 2018. Esta nueva escalada está agravando la difícil situación de una población ya exhausta a pocas semanas de que se cumplen 7 años del inicio de la guerra. pic.twitter.com/zPocse0xgD
— Save the Children Es (@SaveChildrenEs) February 11, 2022
Marzo de 2022 marcará el séptimo aniversario de la guerra contra Yemen, librada por Arabia Saudita con el apoyo de Estados Unidos.
Durante su campaña presidencial de 2020, Joe Biden prometió que terminaría con este conflicto. Luego, en febrero de 2021, el presidente recién inaugurado afirmó que estaba terminando el apoyo de EEUU a las operaciones “ofensivas” saudíes en Yemen.
Biden no mencionó que la guerra es ofensiva por su propia naturaleza, dado que Riad la inició en marzo de 2015 lanzando una campaña de bombardeos contra su vecino del sur.
Es ampliamente reconocido que Arabia Saudita no podría librar esta guerra contra Yemen si no fuera por el apoyo militar, político y logístico que recibe de EEUU y Reino Unido, sin mencionar los muchos miles de millones de dólares en aviones, misiles, bombas y otras armas que estos dos países han vendido a la monarquía del Golfo.
Incluso los grupos de expertos centristas con sede en Washington, DC que están estrechamente vinculados al estado de seguridad nacional de EEUU, como la Institución Brookings, han hablado abiertamente de “la promesa incumplida de Biden sobre Yemen”.
La administración Biden ha seguido vendiendo tecnología militar a Arabia Saudita mientras asesina a civiles yemeníes.
En enero, Arabia Saudita atacó un centro de detención en Yemen con una bomba guiada por láser de la empresa norteamericana Raytheon, matando al menos a 91 personas e hiriendo a 236 más.
Arabia Saudita atacó un centro de detención en Yemen con una bomba fabricada por la empresa estadounidense Raytheon, matando a 91 personas e hiriendo a 236 más.
El presidente Joe Biden afirmó que terminaría al apoyo de EEUU a esta guerra, pero no lo hizo.https://t.co/VwZOUWdB91
— Multipolarista (@Multipolarista) January 31, 2022
Mientras tanto, las instituciones internacionales están haciendo poco o nada para tratar de detener el derramamiento de sangre en Yemen.
El Consejo Noruego para los Refugiados advirtió que el número de civiles muertos o heridos en Yemen casi se ha duplicado desde que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU votó para poner fin a su seguimiento del conflicto en octubre de 2021.
“En los cuatro meses anteriores al final de la vigilancia de los derechos humanos, 823 civiles resultaron heridos o muertos en la guerra. En los cuatro meses que siguieron, fueron 1.535 civiles”, informó el consejo de refugiados, citando datos del Proyecto de Monitoreo de Impacto Civil.
En este período, el número de víctimas civiles causadas por los ataques aéreos saudíes se multiplicó por 39.
En lugar de presionar a su aliado Arabia Saudita para que ponga fin a la guerra, la administración Biden está considerando volver a las políticas de Donald Trump, golpeando al grupo de resistencia indígena yemení Ansarallah, conocido popularmente como los hutíes, con la designación de “terrorista”.